Deja ir ese “amor” que te lastima
¿Te sientes en una relación en la cual lo que predomina es ese nudo en la garganta, esas fuertes ganas de salir corriendo o esa presión intensa en el pecho, como si literalmente tu corazón estuviese llevando la carga de un mal amor?
No es necesario permanecer allí, no hay ningún argumento a través del cual puedas justificar sacrificar parte de tu vida, no hay nada que temer, salvo encadenarte durante más tiempo a una relación en la cual se te hace complicado conectarte con tu felicidad.
Ciertamente tu felicidad es solo tu responsabilidad, es tu decisión, inclusive debes ser capaz de encontrar la felicidad en momentos adversos, en medio de relaciones complicadas y experiencias que en lo absoluto deseas vivir, sin embargo, muchas veces se torna imposible lograr ese estado de conexión con nosotros mismos y de armonía con nuestro entorno cuando una de las relaciones más importantes para nosotros es fuente de conflicto, de limitación, de dolor.
A veces solo permanecemos en relaciones conflictivas por miedo, por no estar seguros de conseguir algo mejor, por no querer afrontarnos a algo diferente, por temerle a la soledad, por sentir que no estamos preparados para caminar solos. Pero estas son solo excusas de nuestra mente para mantenernos atados a una incómoda zona de confort.
No podemos hacer nada para que el tiempo pase más lento, menos para que se detenga. Pero sí podemos hacer mucho para seleccionar cuidadosamente en qué y en quién invertimos nuestro tiempo y con ello nuestra vida. Es terrible llegar al fin de nuestros días con la frustrante sensación de habernos quedado en el lugar equivocado.
Muchos ven la soledad como el pago por no haber sido capaces de estar en pareja, pero quien realmente la conoce, quien la ha visto desde adentro, podrá con facilidad reconocer que sin duda puede ser uno de los estados más anhelados, donde se producen las mayores satisfacciones, donde realmente nos llegamos a conocer y donde normalmente logramos desarrollar el amor más importante que necesitamos sentir, el propio.
No tienes que quedarte aferrado a nada que te haga daño, aunque no saldrás de allí hasta que algo en ti no cambie, pero lo que debe cambiar en ti solo debes determinarlo tú, acá solo te damos pistas de lo que normalmente puede resultar de mayor beneficio en tu vida, en lugar de sacrificar tu vida en una relación dolorosa. Es sencillo acostumbrarnos a algo, incluso a lo que no nos hace bien… A pesar de la costumbre, ten presente que hay un mundo fuera de allí, que tienes infinitas oportunidades y que no es necesario, ni saludables que permanezcas donde no te sientes bien.
Aprender a dejar ir es un arte que comienza por una decisión.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet
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