Solo tú y yo sabemos estar distantemente juntos

No te puedo negar que me costó aceptar que no formaras parte de mi vida de manera activa, que no pudiese cuando quisiese extender mi mano y encontrarte cerca, para mí fue duro entender que aun con un amor desbordante, no estaban en nuestros destinos más caminos con recorridos comunes y simultáneos.

Pero con el tiempo fui entendiendo que hay personas que ocupan lugares especiales de tu corazón, que inclusive puedes volver a amar, puedes sentirte muy bien con tu vida y ese espacio está allí con nombre y apellido y que esa persona puede cohabitar con el resto de tus afectos, sabiendo que al amor verdadero no le hace falta tanto para saber que existe, que es real.

Quizás lo que me ha permitido asimilar y aceptar esa presencia en ausencia es el saber que un tu corazón también hay un espacio que me pertenece. Sé que estoy dentro de ti e inclusive siento que me supieses cuándo te pienso, cuándo te pienso.

A veces me pregunto el clásico: ¿qué hubiese pasado si…? Y muchas hipótesis cierran esa interrogación, luego despierto de mis sueños conscientes y me doy cuenta de que nos pasó lo único para lo cual estuvimos preparados, que las acciones y decisiones del momento fueron las creadoras de nuestra actual realidad y simplemente sonrío con nostalgia y agradezco el haberte conocido.

No todo el mundo tiene la dicha de amarse como nosotros lo hemos hecho, aun cuando hay muchos que están más cerca con menos amor de lo que en toda la vida pudimos estar… Y obviamente me refiero a esa cercanía que toca, que abraza, que besa, que compenetra y los hace uno… Esa cercanía que aun hoy añoro. Pero mi único consuelo es que pocos sentirán en sus vidas el verdadero amor, el que traspasa fronteras, el que perdona, el que habita, el que no coloca condiciones, el que no calcula y en todo momento procura el bien del otro.

Y en nuestro caso, el procurar el bien del otro nos colocó en esta situación, en este amor a distancia, en este amor en ausencia… Estás en mí, estoy en ti… Mi amor más grande has sido tú, el que me ha enseñado desde el amor y desde el dolor. No solo aprendí a amarte a ti, aprendía a amarme a mí y cada persona que habita en mi corazón, afortunadamente en diferentes circunstancias que las tuyas, porque un amor como el nuestro solo hay uno.

Honro tu presencia en mí y un vez más te envío todo mi amor.

Por: Sara Espejo – Mujer.Gurú