Quédate… ya se nos ocurrirá algo
Y a pesar de que algo en mí tenía la necesidad de correr de allí, estaba esa otra parte, que al escuchar esa simple frase de tus labios: Quédate… ya se nos ocurrirá algo, se rindió y dejó caer toda coraza. En ese momento me dejé llevar por lo que mi corazón quería, que era permanecer a tu lado.
Tenemos muchos motivos para estar separados, pero siempre he pensado que sería más sencillo el encontrar puentes en aquello que nos separa, que encontrar a alguien con quien sienta tan solo una parte de lo que siento contigo… Sí, quizás no tendríamos “nuestras” diferencias, pero de seguro serían otras…
Siempre he sentido debilidad por ti, siempre has encontrado la manera de convencerme de que mis peros, de que mis no, no son tan válidos… De tu parte siempre hay un sí, tristemente muchas veces no son coherentes esos sí, con las acciones que deberían respaldarlos. Sin embargo, para fines inmediatos, tú me puedes convencer como nadie lo había hecho.
Es por ello que caigo rendida ante lo que quiero, ante lo que siento por ti… Porque si me preguntas, más allá de que no creo en las promesas, de que pienso que solo somos dueños de nuestros sentimientos hoy, sin poder siquiera imaginarnos, qué sentiremos mañana… Si me preguntas, ¿cómo me veo en mi futuro? Y mi respuesta firme y definitiva es: a tu lado.
Ahora no solo tenemos nuestras diferencias, sino condiciones externas que nos colocan en una situación de mucha presión, que nos hace estar distanciados físicamente y donde la falta de bases más sólidas se siente.
Hemos actuado como niños, de forma impulsiva, de manera caprichosa, hemos alimentado el amor y la pasión desde un punto visceral y cuando demandamos más estructura, nos damos cuenta de que estamos en el aire, pero tratamos de soportarlo todo en el amor, en lo que sentimos cuando nos vemos, cuando acercamos nuestros cuerpos, cuando nos miramos a los ojos y nos preguntamos: ¿realmente, necesitamos más?
La respuesta sigue sin manifestarse, en ocasiones, pareciese que importara más todo lo demás, los proyectos, los planes, lo concreto, pero en otras, reconocemos que el amor en su forma más simple es el mejor sustento para estar juntos.
Quizás solo se trate de complementar, de integrar, de armar nuestro rompecabezas incluyendo inclusive a lo que tememos, pensando que si estamos juntos, no importa mucho más… Y aquí estoy, contigo, a sabiendas de que algo se nos ocurrirá…
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet