Atrévete a romper con esas creencias que ya no te sirven
Todos llevamos en nuestra mente un sinfín de creencias que determinan nuestras decisiones e incluso lo que nos procuramos de manera consciente o inconsciente. Algunas creencias nos favorecen, mientras que otras solo nos limitan o nos colocan en situaciones que no son las que desearíamos vivir.
Todo aquello que nos favorezca, pues mantengámoslo, cultivémoslo y démosle espacio y libertad para influir en nuestras vidas. Pero lo que nos lleva a menos, debemos acotarlo y si es posible eliminarlo de nuestra mente.
Debemos primero que todo desarrollar la capacidad para identificar las creencias que hemos adoptado a lo largo de nuestras vidas. Muchas de ellos tienen toda la vida habitando en nuestras mentes, sin ni siquiera pertenecernos realmente, las hemos escuchado de alguna boca y las hemos adoptado como nuestras. Otras las hemos creado por experiencias vividas, generalizando o hasta sacando de proporción lo que hemos vivido, registrándolo como un factor determinante en nuestras decisiones y nuestra manera de ver el mundo.
Las emociones como aliadas
Los pensamientos pueden ser una creencia por sí mismas o bien pueden ser una derivación. Tenemos miles de pensamientos a diario, el monitoreo de ellos puede ser complicado. Sin embargo, podemos apoyarnos en la reacción de nuestro cuerpo ante esos pensamientos, para agruparlos e ir tras de esa creencia para evaluarla y ver si vale la pena mantenerla o romperla.
La reacción de nuestro cuerpo ante nuestros pensamientos es llamada: emoción. Si nos sentimos bien, pues nuestros pensamientos están resultando favorables para nosotros. Pero cuando nos sentimos incómodos, mal, ansiosos, atemorizados, es conveniente observar qué tipo de pensamientos estamos albergando y qué hay detrás de ellos.
Las creencias pueden ser barrotes, que nos limiten, nos lastimen o nos desajusten los elementos que pertenecen a nuestras vidas, cuando pretendemos asociarlos a ellas.
Algunos de los efectos de las creencias limitantes, podemos resumirlos a continuación:
Atraemos experiencias que refuerzan esa creencia:
Creer es una manera de crear, así que como diría Henry Ford:
Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto.
Limitamos nuestra capacidad de aprendizaje:
Podemos encasillarnos en una posición, sin valorar nuestro potencial y las oportunidades que se nos presentan.
Temor a asumir riesgos:
Vinculado con el miedo a fracasar y las creencias que tengamos arraigadas al respecto. Todo en la vida lleva consigo una apuesta y nuestras posibilidades de ganar aumentan cuando creemos que lo haremos. Así que nos conviene deshacernos de cualquier creencia que nos coloque del lado del equivocado.
Dificultad para mantener relaciones interpersonales:
La creencias pueden convertirse en barreras que mientras nos alejan del dolor, nos impiden acercarnos a los demás. Evitando de esta manera la posibilidad de vincularnos satisfactoriamente con alguien.
Colocamos etiquetas a todo:
Desde nuestra visión y experiencia, pensamos saberlo todo y alimentamos nuestras creencias colocando a granel cada situación o persona que llega a nuestras vidas.
La buena noticia es que así como hemos formulado diferentes creencias, podemos desmontarlas o bien sustituirlas por las que nos generen mayor beneficio. Si vamos a creer por ejemplo que la suerte existe y es un factor determinante en lo que ocurre en nuestras vidas; entonces asumamos que tenemos toda la suerte del mundo, que nadie tiene más suerte que nosotros, que la palabra suerte, con facilidad, puede ser sustituida por nuestro nombre.
Eso por poner un ejemplo. Lo importante es asegurarnos de que lo que determine nuestras acciones y decisiones, incluso nuestras respuestas automáticas, sea algo que nos va a favorecer. A veces tendremos que contradecir a seres que amamos y que no solo representan un gran afecto, sino una gran autoridad. Pero tener un criterio propio de la vida, que nos favorezca y nos ayude a crear la vida que queremos, es una de las mejores ayudas que nos podemos ofrecer.
Así que no lo dudes, encuéntralas y destruye cualquier creencia con la que te hayas estado saboteando la vida… Vivirás mejor si ella.
Por: Sara Espejo –Reencontrate.com