Es sencillo ser fiel cuando de verdad se ama

La fidelidad es una opción que tenemos cuando nos relacionamos con alguien a nivel afectivo. Evidentemente la fidelidad tendrá un peso para cada quien y en cada pareja ocupará una posición que dará como resultados, acuerdos tácitos o explícitos asociados al comportamiento de cada una de las partes en relación a terceras personas.

Al menos en la cultura occidental, las parejas buscan fidelidad y el alejarse de lo que ella implica, trae por lo general una terrible cadena de acontecimientos que termina por debilitar o acabar con la pareja, rompiendo la confianza, la honestidad, la lealtad, el amor, las ganas, etc…

Ciertamente que a cada quien se le pueden presentar muchas oportunidades de ser infiel, pero existe un nivel de compromiso que marcará la diferencia en cuanto a cómo reaccionará cada quien ante las tentaciones que se le presenten.

Cuando se ama a alguien, la fidelidad no es un castigo, no es una penitencia, más bien es un placer. Resulta natural y congruente con lo que se siente, el respetar a quien ha decidido compartir por elección, parte de su vida con nosotros.

La infidelidad es la forma más sencilla de poner en juego una relación, todo aquel que comete cualquier acto de infidelidad, independientemente de su magnitud y frecuencia, debe considerar que en caso de ser descubierto, eso puede costarle la pérdida de la persona que le ama o por lo menos estará sometido a una relación fracturada por los celos, la decepción, la desconfianza, la venganza… o cualquier otra consecuencia de enfrentar una infidelidad.

Si alguien no está preparado para establecerse de forma exclusiva con otra persona, si se le convierte en un problema el respetar, el no tomar las oportunidades que se le presenten en cuanto a terceras personas, debería vincularse bajo acuerdos que le permitan establecer nexos adicionales a los de la pareja, sin que eso represente un inconveniente. Quienes desean un amor limpio, sano y que perdure en el tiempo, muy probablemente no aceptarán este tipo de acuerdos, sin embargo otras personas, con intereses diferentes, podrán coincidir en objetivos.

La otra opción es mantenerse en soltería sin nadie a quien respetar y menos rendir cuentas, sino limitarse a relaciones esporádicas, amistades con beneficios, relaciones para satisfacer necesidades de compañía, de sexo, etc, pero sin aspiraciones sentimentales.

Pero nunca debe ser opción, lastimar a quien nos ama por la incapacidad de retribuir ese amor de forma sana y honesta. Cuando se asume un compromiso, se debe hacer desde el corazón, donde nadie nos tenga que pedir que por favor le respetemos, que le seamos fiel, sino que de manera voluntaria, porque no deseamos lastimar, quebrar o afectar negativamente a quien amamos y que a su vez nos ama, somos capaces de ofrecer lo mejor de nosotros a una misma persona, que no es otra diferente a quien hemos escogido para andar este camino juntos.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet