Si quieres paz en tu vida, suelta el drama
Todos tenemos la capacidad de agregarle a cada situación una cuota inagotable de pensamientos que le otorgan una potencialidad negativa casi infinita. En nuestra mente podemos transformar algo sencillo en una gran calamidad, también podemos hacer lo contrario, sin embargo, muy raras veces reaccionamos de esa manera.
Nuestra mente tiene la costumbre de intentar protegernos y con su capa de precaución, de que no nos tome nada inadvertidos, de estar preparados para todos, genera los peores escenarios posibles, los cuales nos alejan de la paz, nos hacen sobredimensionar las cosas y nos colocan en una toma de decisiones basada en el miedo, en la intranquilidad, en la preocupación y desde allí nunca surgen los mejores resultados.
Aprender a relajarnos y a seleccionar con cuál pensamiento nos enganchamos resulta crucial. Desde la calma toma el control esa parte de nosotros más sabia, más experimentada, con mayores recursos y mejores argumentos para decidir. Y el enemigo número uno de la calma, es el drama.
A través del drama, lo podemos empeorar todo, inclusive aquello que normalmente es una causa de alegría, de satisfacción, puede convertirse en una pesadilla que querremos evitar a toda costa. Y con ello, puede que nos podamos perder de muchísimas cosas especiales que se pueden cruzar en nuestras vidas o si llegamos a experimentarlas, podemos convertirlas en algo indeseable.
La vida depende de cómo la miremos, de nuestras creencias, de nuestra capacidad para adaptarnos a cosas diferentes, pero que mejoren nuestra calidad de pensamientos y la manera en la cual afrontamos cada experiencia.
Me genera ruido con la libertad que muchas personas expresan afirmaciones como: “la vida es dura”, “la vida es injusta”, “la vida es complicada”, “la vida es sacrificada”… Cuando NO tiene que ser así, así te responde el universo cuando lo piensas, porque ¡el universo es un grandísimo SÍ!. La vida es como la veas, si te vas a someter a una idea, que sea a una que te beneficie: “la vida es sencilla”, “la vida es hermosa”, “la vida tiene millones de formas de darme lo que quiero”, “mis posibilidades son ilimitadas”, “creo mi vida como la quiero”… Eso sí vale la pena creérselo… Si nos vamos a llenar de ideas preconcebidas, seleccionémoslas de manera conveniente.
Cuando dejamos de inyectarle drama a todo y solo nos permitimos fluir con la experiencia, iremos perdiendo la costumbre de querer controlarlo todo y nos ocuparemos más en crear la vida que queremos. Si hacemos la prueba de forma consciente, tendremos argumentos como para repetir lo que nos funciona, las veces que sean necesarias.
Si algo no te gusta, réstale atención… Es magia, es tu magia, puedes hacer las cosas grandísimas o anularlas por completo, solo con tu atención. No pienses en lo que te molestó, no hables en exceso de lo que te duele, no crees en tu mente escenarios que no quieres vivir, por el contrario dale toda tu atención a lo que te gusta, a lo que amas, habla de lo que sí quieres, de lo que has avanzado, reconoce cada logro…
Ante esta actitud será muy difícil que el drama tenga lugar en tu vida, aunque no te descuides, siempre estará viendo qué ventana le has dejado abierta, para colarse por allí. Pero mientras menos cabida tenga en tu vida, menos a gusto se sentirá al visitarte y cada espacio que antes ocupaba el drama, será poco a poco sustituido por la paz.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet
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