El victimismo y la manipulación emocional

El victimismo y la manipulación emocional
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En el amplio abanico de conductas y comportamientos que describen los diferentes tipos de perfiles, hay algunos que se destacan en cuanto a la capacidad e intención de manipulación, convirtiéndose a menudo en un fuerte drenaje de energía para quienes le rodean.

“Pobrecito yo”

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Las personas que adoptan el perfil de víctimas procuran siempre ofrecer una triste cara de “pobrecito yo”, “a mí todo me sale mal”, “cuando el pobre lava, llueve”, o cualquier frase que de alguna manera demuestre que se encuentra en desventaja al momento de enfrentar al mundo.

Normalmente no tienen limitación alguna, en comparación con el resto del universo, pero evidentemente necesitan para interpretar su papel, que las cosas salgan mal, que se tranquen sus caminos o bien que reciban un trato determinado. Por lo que normalmente van creando su propia realidad en donde siempre encontrarán un motivo para lamentarse.

El locus de control externo

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El locus de control o lugar de control, es un término psicológico asociado a la percepción que tiene una persona en relación a dónde se ubica el agente causal de lo que ocurre en su vida. Cuando el locus de control de alguien es interno, esta persona tiende a responsabilizarse por todo lo que en ella ocurre, inclusive por las cosas sobre las cuales no tiene alcance.

En el caso de las personas que asumen el papel de víctimas, su locus de control es externo, para ellas nada de lo que ocurre en sus vidas es su responsabilidad. Creen que todo y todos tienen potestad para hacer su vida mejor o peor de lo que es. Normalmente creen en la suerte, en el destino o en cualquier cosa que les hable de que independientemente de sus acciones el resultado será el mismo y no se esfuerzan demasiado en conseguir los resultados que desean.

La culpa y la lástima

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El juego emocional de quien se victimiza por lo general consiste en inspirar lástima o culpa en quienes le rodean. Se proyectan como personas a quienes el éxito, la felicidad, la prosperidad, no les toca y pueden llegar a hacer sentir culpables a quienes evidencian algo de lo que ellos no disfrutan.

Los que interpretan su rol de víctimas juegan a tocar las fibras emocionales de quienes le rodean, inspirando lástima y buscando de alguna forma la atención y ayuda que necesitan para sentirse considerados y queridos.

Este tipo de personas lleva consigo una importante carga negativa que va irradiando a su entorno, a las personas a su alrededor les cuesta estar bien y demostrarlo en presencia de ellas, para no hacerles sentir mal. Sin embargo, ellas tienen la capacidad de encontrar cualquier otro factor externo del cual aferrarse para hacer sentir el papel de víctimas que interpretan ante la vida, que normalmente no viven, sino padecen.

Ayudar a este tipo de personas puede ser difícil, puesto que suelen ver solo el punto negro en la hoja blanca, sin embargo, estas personas normalmente mejoran mucho su visión de la vida a través del amor sincero, del cuidado, de la comprensión y la compasión (no la lástima). Por lo general este tipo de personas ha adoptado esta forma de ser como respuesta a su entorno y ha encontrado una respuesta que le hace sentir considerado. Nada que el amor no sane, aunque a veces quien más lo necesite, sea quien más barreras coloque para recibirlo.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet


Sara Espejo

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