Antes de entrar al nuevo año, libérate de cargas innecesarias
Cualquier momento que nos pueda servir de referencia para cerrar ciclos, es una muy buena oportunidad para hacer una limpieza a nuestras vidas, restablecer estrategias y redefinir nuestro norte de ser necesario. Si nos resulta más sencillo tomar ciclos comunes para hacer las revisiones personales, el fin de año es sin duda una de las mejores fechas para realizar un balance y decidir qué queremos que continúe en nuestras vidas en el nuevo año y qué preferimos dejar atrás.
Para lidiar con cargas innecesarias, parece que sacáramos fuerzas de donde no las tenemos y nos dispusiéramos a mantenerlas sobre nuestras espaldas por tiempo indefinido. Muchas veces nos acostumbramos tanto a ellas que nos cuesta reconocerlas e identificarlas.
Si somos algo nobles con nosotros mismos, podemos tomar la decisión de soltar todo aquello que nos genera una limitación, que nos hace sentir a disgusto o sencillamente afecta nuestro bienestar. Para ello será necesario tomar tiempo para nosotros mismos, que parece mentira, a veces nos dejamos de últimos en la escala de prioridades.
Una vez que tomamos la determinación de observarnos, de mirar adentro, podremos identificar cómo nos sentimos ante determinados pensamientos, cómo nuestro cuerpo se expresa y reacciona ante lo que decidimos albergar en nuestros corazones. Nuestras emociones nos ayudan a determinar si lo que pensamos vale la pena o no albergarlo o bien si es conveniente abordar una determinada situación bajo un esquema determinado.
Las cosas que mayor sufrimiento nos generan y que resulta conveniente soltar:
Guardar rencores: Perdona, no importa si lo merecen o no, basta con que tú no merezcas llevar la carga del resentimiento contigo.
Resistirnos a una situación: Acepta, hay cosas que no serán como quisiéramos y algunas veces no podremos hacer nada al respecto.
Conformarnos con algo: Podemos tener lo que nos propongamos y creamos merecer, si creemos que merecemos poco, pues tendremos poco y ni siquiera nos hará ruido.
Limitarnos a nosotros mismos: Somos autosaboteadores por naturaleza, dejemos de ponernos barreras y tomemos las oportunidades que la vida nos ofrece para demostrar de qué estamos hechos, de qué somos capaces.
No dedicarle tiempo a lo que amamos: Nuestro tiempo es quizás el recurso más valioso del cual “disponemos”, dedicárselo a cualquier cosa que no nos haga felices es una muy mala inversión.
Solo pensar en nosotros mismos: El pensar en quienes nos importan nos amplía nuestros horizontes, nos da una visión más amplia de la vida y nos hace crecer como seres humanos.
La impaciencia ante lo que no está a nuestro alcance: Debemos aprender a esperar con la mejor actitud posible, no todo se resolverá en el tiempo que nos gustaría.
Asumir compromisos con los cuales no nos sentimos a gusto: Nada de nuestra vida debe ser obligado, los compromisos debemos asumirlos desde el corazón, procurando siempre que al hacerlo nos llenemos de satisfacción y no de frustración.
Pensar negativamente: Pensar de forma negativa, nos hará tener una vida que nos refuerce esa manera de pensar y atraeremos constantemente situaciones complicadas a nuestra vida.
Evidentemente hay muchas cosas que más temprano que tarde generan resultados negativos a nuestras vidas y nos dificultan avanzar. Te invitamos a realizar tu propia revisión y buscar sanar todo aquello que duela y soltar todo aquello que limite.
Disfruta tu vida, has sido bendecido con el milagro de la vida, no eres un contenedor de desperdicios, así que no anides dentro ningún factor contaminante.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet